Uno de los últimos 20 -o tal vez menos- yaguaretés que sobreviven a duras penas en la región chaqueña Argentina, fue muerto por cazadores y su cabeza arrojada dentro de una bolsa en un sitio cercano a Resistencia.

Si bien el hecho sucedió hace unos meses, la Red Yaguareté pudo reunir información hace unas semanas, en virtud del hermetismo que existió en la Dirección de Fauna del Chaco, la Administración de Parques Nacionales y la Dirección de Fauna Silvestre de la Nación, todos organismos responsables de la conservación de esta especie y que estaban al tanto del hecho en cuestión. Desde la provincia se efectuó una denuncia policial y recién nos fue comunicado el asunto el día 28 de noviembre durante una reunión de la SubComisión Región Chaqueña para la Conservación del Yaguareté, que ambos integramos, aunque ya poseíamos fotografías e información extraoficial del caso.

La cabeza fue enviada al Museo Argentino de Ciencias Naturales (MACN) de Buenos Aires, donde se le efectuaron análisis de ADN que confirmaron que el ejemplar pertenece a la subpoblación de la ecoregión chaqueña de la especie, con una certeza del 99,9%. Esto descarta hipótesis que sugerían que podría haber sido traído desde otras regiones

Las observaciones realizadas sobre el cráneo por personal de APN y CLT determinaron que se trata de un individuo adulto de la especie, que recibió diversos golpes en la boca, probablemente al momento de ser muerto. La sangre en el sitio del corte de la cabeza se encontraba fresca aún, lo que confirmó que la muerte era reciente.

Red Yaguareté pudo averiguar que el expediente deambula por la Fiscalía Penal de Resistencia sin impulso procesal y esperando a ser archivado.

La Red Yaguareté formuló una denuncia en la Unidad Fiscal de Investigaciones en Materia Ambiental y se comunicó telefónicamente con el Director de Fauna de la Nación, Santiago D’alessio, quien ya estaba en conocimiento del caso y a pesar del convenio de cooperación existente entre ambas entidades y del trabajo conjunto que desarrollamos hace más de una década, no nos había informado.

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La gravedad del caso reviste, desde nuestro punto de vista, en que la provincia no se mueve firmemente ante la justicia, sino que deja que aquella se haga cargo, lo cual históricamente no sucede. Mientras Misiones se presenta como querellante ante la muerte de uno de sus Yaguaretés con el objetivo de que se encuentren y castiguen a los responsables, Chaco lo deja en manos de una justicia provincial que jamás en la historia, se hizo cargo de estos asuntos. Son dos actitudes que permiten darse cuenta porqué en Misiones las poblaciones se recuperan y en Chaco se están extinguiendo.

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La gravedad del caso reviste, desde nuestro punto de vista, en que la provincia no se mueve firmemente ante la justicia, sino que deja que aquella se haga cargo, lo cual históricamente no sucede. Mientras Misiones se presenta como querellante ante la muerte de uno de sus Yaguaretés con el objetivo de que se encuentren y castiguen a los responsables, Chaco lo deja en manos de una justicia provincial que jamás en la historia, se hizo cargo de estos asuntos. Son dos actitudes que permiten darse cuenta porqué en Misiones las poblaciones se recuperan y en Chaco se están extinguiendo.

En la Argentina, menos de 250 yaguaretés resisten la extinción en tres poblaciones separadas una de la otra y que se encuentran en el noroeste (en las selvas de Salta y Jujuy), en el Gran Chaco Central (este de Salta, centro-oeste de Formosa, Chaco y no se sabe fehacientemente si aún quedan ejemplares en el noreste de Santiago del Estero) y en los remanentes selváticos de Misiones.

Este caso adquiere particular gravedad debido a que esta subpoblación es la más amenazada de las tres, ya que se estima quedan menos de 20 ejemplares. Es por ello que hace un año se aprobó un Plan de Emergencia para el Yaguareté en el Gran Chaco Argentino, con el objetivo de generar acciones de alto impacto en los primeros tres años.

Dentro del Plan de Emergencia para la Conservación del Yaguareté Argentina, existe un Lineamiento de Control de cacería de la especie, cuyo Objetivo 2 dice:

Objetivo 2: los eventos confirmados de caza de la especie son identificados y judicializados de modo inmediato. De esos casos un 60% deben recibir una penalización tanto administrativa como judicial antes de cumplidos tres años del inicio de la causa.

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Este Plan de Emergencia tiene un plazo de tres años, sin embargo, transcurrido el primero, no hubo avances de relevancia y el Parque Nacional Copo, uno de los más importantes de la región, no tiene guardaparques profesionales para cuidar sus 114.000 hectáreas, sólo cuenta con guardaparques de apoyo y brigadistas que hacen lo que pueden para cubrir los baches que desde la cúpula se generan por inacción.

A excepción de la implementación del Parque Nacional El Impenetrable, las provincias y la Nación continúan sin poner al yaguareté entre los primeros ítems de sus agendas y parecen mirar en silencio como de a poco desaparece de sus territorios. Es una cuestión de decisión política, los salvaremos o los dejaremos extinguirse. Está sucediendo en este preciso momento.