Las Yungas
Poco antes de superar las Sierras Subandinas y la Cordillera Oriental, los vientos provenientes del Océano Atlántico descargan su humedad en forma de lluvias y neblinas, formando uno de los ambientes más ricos en formas de vida de la Argentina.
Son las Selvas de Montaña, la Selva de Yungas (también conocidas como Tucumano-Oranenses), una extensión del macizo amazónico impensado en la yerma geografía del noroeste. Una masa selvática casi desconocida -increíblemente- por la mayoría de los Argentinos.
Es uno de los últimos refugios en Argentina -junto con la Selva Misionera y una porción del chaco seco– del Yaguareté o Jaguar.
Desde el casi impenetrable Baritú al norte, hasta el extremo sudeste de Jujuy, pasando por Pintascayo, una amplia zona de Orán, Calilegua, Serranías de Zapla, Acambuco y Sierras de Aguaragüe, las zonas de mayor presencia.
Pero con datos de avistajes en zonas tan alejadas como Campo Durán al norte, Tineo al este, alrededores del Parque Nacional El Rey y hasta la zona de Metán al sur, cerca ya de Tucumán (ya en formaciones de tipo chaqueño), aunque con poblaciones casi desconocidas y aparentemente con pocas esperanzas de subsistencia.
Es desconocida la situación en el este de la provincia de Salta, en su límite con Chaco y Formosa, desconociéndose si hay contacto entre las poblaciones de las Yungas y el Chaco Seco.
Lo cierto es que el Overo, como se lo llama por estos pagos, todavía sigue caminando el Noroeste Argentino, esquivando al hombre, sus balas y sus desmontes, robándose algunos terneros y alguna que otra tambera que tarde o temprano le cuestan la vida.
La Reserva de Biósfera de las Yungas entre el Parques Nacionales Baritú y el Parque Nacional Calilegua, protege la zona mejor conservada de estas nuboselvas y donde se promovería el desarrollo sustentable de los recursos naturales.