Sobre la presencia de yaguaretés en cercanía de comunidades rurales 892.16 KB 8 downloads
...En relación a la supuesta presencia de un ejemplar de yaguareté en cercanías de la comunidad guaraní Peruti, ubicada en cercanías del arroyo Paranay y el río Paraná, en la localidad de El Alcázar, provincia de Misiones, se comunica que ya fue informado vía Subcomisión Selva Paranaense al Ministerio de Ecología, organismo provincial responsable de la conservación del yaguareté y a partir de ahí, de las políticas de convivencia con personas.
En este sentido, el organismo informó que ya envió personal del cuerpo de guardaparques, formado y capacitado, a evaluar la situación y que hasta el momento no se ha podido documentar la presencia de yaguareté (ni puma, el otro felino grande de la región). Todas las huellas que se hallaron corresponden a otras especies, principalmente perros domésticos. Especialistas de la Red Yaguareté pudieron observar varias que nos llegaron por diversas vías.
A partir de estos hallazgos, es importante mencionar:
1) El yaguareté vive en gran parte del territorio provincial, sin embargo, eventualmente algún ejemplar puede «salirse» de las zonas de presencia habitual o más frecuente, como podría ocurrir en este caso. Efectivamente, la superficie de monte nativo que aún se resguarda saludablemente en las márgenes del arroyo Paranay desde la zona central hasta su desembocadura en el río Paraná (de acuerdo a diversas leyes como la de Bosques Protectores), puede favorecer que algún ejemplar incursione hacia esos sitios. Existen registros recientes de yaguareté en zonas que están conectadas por monte con este sitio desde el centro de la provincia. Hay que mencionar que se trata de una zona de extremadamente baja presencia de yaguaretés, por lo que sus desplazamientos suelen ser muchísimo más amplios y extensos que en zonas donde hay muchos, lo que permite pensar en un posible movimiento por el área.
2) El yaguareté no busca personas, no le interesa interactuar con ellas, la mejor prueba de ello la encontramos un poco más al norte, en las mismísimas Cataratas del Iguazú, uno de los sitios con mayor densidad de yaguaretés de Argentina y donde jamás ha existido un incidente siquiera con los más de un millón y medio de turistas que caminan sus senderos año a año. Esto no quita que haya que ser precavido ante una interacción.
3) La convivencia es lo que la provincia, con apoyo de su población, busca para el yaguareté y las personas. En este sentido, NUNCA ES RECOMENDABLE CAPTURAR Y TRASLADAR AL EJEMPLAR, pues está ampliamente comprobado que tienen la tendencia -y la capacidad- de regresar rápidamente al sitio del que fueron extirpados. Es sabido que los yaguaretés pueden movilizarse grandes distancias por día. Si hubiese un ejemplar en la zona mencionada, lo más probable es que se retire casi tan pronto como llegó, pues a las claras no se trata de un sitio propicio para establecer su territorio, en virtud de la escasa superficie de monte y la alta presencia humana, sino más bien, un sitio de paso.
¿Qué hacer entonces?
Es imperioso tomar recaudos.
a) Es clave y prioritario mantener en el sitio una guardia de personal capacitado de Ecología hasta tanto se confirme o descarte la presencia/ausencia de un felino grande. Una adecuada guardia y relevamientos en una superficie tan acotada, rápidamente podrá hallar indicios de un yaguareté si se encuentra allí.
b) Implementar medidas de ahuyentamiento para el caso de que se confirme la presencia del felino, o incluso preventivamente, como la detonación de petardos y artefactos que hagan ruido para que un eventual felino no se sienta a gusto y decida buscar otras zonas más adecuadas para él.
c) Hasta tanto se aclare la situación, tomar precauciones: las personas tratar de no moverse en solitario por el monte y los menores siempre junto a mayores. Con los animales domésticos, especialmente perros, ponerlos a resguardo sobre todo a la noche. La prevención es la mejor respuesta, y el pánico la peor.
d) Es necesario desarrollar e implementar un PROTOCOLO DE ACCIÓN ANTE CASOS DE PRESENCIA DE GRANDES FELINOS EN COMUNIDADES RURALES, para que el personal y los líderes de dichas comunidades tengan en claro cómo proceder sin generar pánico ni dañar a los animales.
Asimismo, debe descartarse completamente la matanza de un yaguareté, bajo recordatorio de las graves penas que esto podrá acarrear a los responsables, por acción u omisión. También debe descartarse de plano la captura y destino de cautiverio, pues la experiencia en la provincia ha sido ejemplificadora al respecto y hemos aprendido que la convivencia es el camino, nunca el confinamiento perpetuo y sin sentido. Tenemos ejemplos similares muy claros: en el año 2014, el famoso ejemplar “Mombyry”, que habitó varios años en el Valle del Cuña Pirú, en el Parque Provincial Salto Encantado y alrededores, fue muchas veces visto en caminos vecinales y cerca de escuelas y de comunidades guaraníes del área, y sin embargo, jamás existieron situaciones siquiera de riesgo, aunque también en algunas oportunidades su avistamiento generó temores similares a los que se están produciendo acá. Inclusive este macho que era conocido por todos los vecinos fue documentado en varias oportunidades depredando ganado y ello llevó a que muchos ganaderos implementaran -con ayuda- cercos electrificados con paneles solares y así se solucionó la situación. “Mombyry” permaneció en el área por dos años más sin alimentarse de vacas y las cámaras lo monitorearon hasta que fue desplazado por otro macho que se estableció como dominante, algo natural y esperable en una población de yaguaretés.
En conclusión, la experiencia, amplia, variada y abundante en Misiones, nos debe llevar a dar respuestas creativas y adecuadas, orientadas hacia una convivencia entre las personas y los yaguaretés. Y lo dicho, aplica para cualquier otra zona del país.